Dentro de la tradición del yoga, los Yamas y Niyamas son los valores que han preceder todo trabajo en el mundo del yoga. En nuestra tradición serían los procesos internos y externos que todo ser humano hace para poder vivir en buena convivencia, armonía y equilibrio, tanto con él mismo mismos, como con los demás.
Yamas y Niyamas en la práctica, dan más profundidad al trabajo y mayor conocimiento de los diferentes niveles de conciencia que somos, como si fuéramos un granrompecabezas hecho a piezas y el hacer el trabajo de Yamas y Niyamas te ayuda a conocer todas esas piezas, una por una, a profundizar en ellas, dándonos un reconocimiento profundo y actual de todo nuestro gran rompecabezas, o como si de un gran mapa se tratara. Así nos vamos reconociendo hasta abrirnos del todo a nuestro "gran mapa personal".
Yamas, su significado
Yamas son los valores básicos para una buena convivencia con todo nuestro entorno. Es contar con el otro para conseguir la armonía y el equilibrio en nuestras vidas. Es darnos cuenta que vivimos y convivimos rodeados de otras personas, naturaleza, animales.... Saber cuidar todo ese contenido que nos rodea y darles una connotación sagrada. Es tener como actitud gestos en la cotidianidad que se salgan de lo normal, dándoles la importancia y el valor real que tiene todo ese contenido. Estos son los Yamas. Los vamos a sintetizar en 5 Yamas.
Yama asteya (No robar)
Reconocer el propio espacio vital y, a la vez, respetar el espacio de los demás.
Asteya es enfocar la vida material hacia un camino y ser capaces de transitarlo. Camino que nos pueda aportar base, raíz, estructura y calidad de vida en lo que podamos necesitar, desde los aspectos más materiales hasta en los aspectos profundos de revisión de nuestras raíces familiares, genética y energías relacionadas con los espacios, tanto físicos, como psíquicos, emocionales o espirituales
                                          Yama brahmacharia (Dominio de los sentidos)
Equilibrio entre nuestras diferentes energías, es el poder especificar las diferentes energías de las que estamos hechos. Brahmacharia es poner conciencia en cada estado distino de la propia energía, y saber diferenciarlos: no es la misma energía la sexual, que la energía amorosa incondicional, o la energía que necesitamos para movernos físicamente, o la energía que necesitamos para pensar, reflexionar ... El reconocerlas y saberlas gestionar nos aporta una gran claridad y una gran simplificación en nuestras vidas!
Es también conocer la gran energía emanadora de toda la creación. Energía que está disponible y que podemos utilizar coherentemente, y así poder vivir desde esta fuente inagotable de vida.
                                                  Yama Aparigraha (No acaparar)
Desapego, apertura a lo no conocido, es el vivir desde la soltura (soltar, soltar lo conocido y abrirnos a lo que hay por conocer ...)
Aparigraha es también el poder dejarnos en manos de una fuerza mayor, como puede ser la intuición, la inspiración. Es esa percepción que, cuando está en nosotros, sabemos que no hay posibilidad de errar, que sabe más de lo que podemos saber nosotros. Ser capaces de "rendirnos" y ofrecernos a ser conducidos y guiados por esa energía. Eso también es aparigraha.
                                                     Yama Ahimsa (No violencia)
Es la capacidad de hacer el bien, sin violencia. Es la energía ya guiada y canalizada para poder dirigirla hacia un horizonte claro y conciso.
Es encontrar el equilibrio entre la fuerza vital impulsiva e incontrolable y el proceso que hayamos podido haber hecho para que esa energía tenga un buen fin. Una acción ya encaminada hacia horizontes concretos, sanos y eficientes.

Ahimsa es encontrar solución desde nuestro pensamiento reflexivo, y utilizarla para encontrar coherencia, servicio, poder y resolución hacia todo lo que signifique acción, tanto a niveles muy básicos, como muy profundos.
                                                             Yama Satya (Verdad)
Unión de pensamiento y palabra, hablar, comunicar desde lo que es auténtico, no desde la palabrería o desde la influencia de lo que nos rodea a veces, desde el buscar sentido a nuestra expresión, hablada y callada, pues no es sólo comunicar desde la palabra emisiva, sino también desde el silencio creativo y receptor de todo lo que me envuelve, exterior e interiormente.
Valorar el equilibrio entre el silencio y la palabra.