viernes, 12 de junio de 2009

DEFINICION DE "ASANA"














La palabra sánscrita "asana" significa "postura".

Los asanas son determinados esquemas corporales tendentes a ejercer definidos efectos sobre el cuerpo y sus funciones, el carácter, las energías, la mente y el sistema emocional.

A través del control sobre el cuerpo se va obteniendo el control sobre la mente.
Todo asana o posición corporal del yoga exige necesariamente la observación estricta de una técnica y unos requisitos insoslayables, lo que redunda en beneficio del cuerpo y de la mente.
A lo largo de los siglos los yoguis han comprobado personalmente la eficacia y alcance de cada asana, sus efectos y beneficios.
Todo asana ha sido verificado personalmente por los yoguis, sin que exista por ello nada de gratuito en sus indicaciones y fines.
El asana es una técnica de persuasión positiva para el cuerpo y la mente. Está al alcance de cualquier persona y trabaja a niveles muy profundos.

Las posturas del yoga se suman `por millares, si bien ochenta y cuatro son las tradicionales y de ellas alrededor de unas veinte las más básicas o fundamentales. Han sido designadas con nombres de animales, plantas, héroes, sabios, magos y divinidades o también según las características del asana en sí.
Mediante la ejecución de los asanas, el practicante aprende a familiarizarse con su esquema corporal, a controlarlo y a utilizarlo de instrumento para lograr la conquista y dominio de la mente. El cuerpo se vuelve un vehículo para el desarrollo de la atención mental.
Todo asana colabora en el progreso de la mente y sus funciones y, además, refrena las acrobacias perniciosas del subconsciente.
El asana es así una técnica de perfeccionamiento somático, mental y psicosomático. Mente y cuerpo se reencuentran a través del asana.
Se aprende a controlar la actividad neuromuscular, se purifican las energías, se tranquiliza la mente y se pacifican las emociones.
No hay asana que no exija una reeducación de la mente, el cuerpo y el carácter. Hasta el más simple determina una forma de control. Restablece las funciones orgánicas y equilibra la acción psicosomática.
Naturalmente el asana es tanto más eficaz cuanto mejor se cumplan los requisitos que el mismo impone. Tales son:
El asana debe hacerse y deshacerse con movimientos lentos y controlados, estando contraindicado todo movimiento rápido o impulsivo.
Todo asana debe resultar estático una vez que se haya efectuado hasta donde sea posible según la capacidad del practicante. El asana se mantiene durante un tiempo determinado antes de proceder a deshacerse
Durante la ejecución del asana es conveniente efectuar una respiración pausada uniforme y siempre nasal. Cada asana va imponiendo el grado de profundidad de la respiración según sus características.
Durante la ejecución del asana la mente se fija en una zona determinada del cuerpo o en la postura misma.
Es necesario evitar la divagación mental y aprender a mantener la mente concentrada durante la realización de la postura. Así todo asana exige no solamente el control del cuerpo, sino también de la mente. La mente es un factor esencial en la ejecución de los asanas, ya que éstos no solamente buscan implicaciones fisiológicas, sino también mentales y psicológicas.
Todo esfuerzo excesivo está absolutamente contraindicado. La realización de los asanas exige esfuerzos graduales y racionales, pero nunca excesivos. El practicante tiene que respetar su propia capacidad, naturaleza y posibilidades. Esta prescripción debe ser aún más estrictamente observada por las personas mayores, los enfermos y los practicantes débiles.

Todo asana exige tres tipos de control:
Sobre el cuerpo, a través de una ejecución lenta y consciente y logrando la inmovilidad una vez ejecutado el asana.
Sobre las energías, mediante una respiración lenta, pausada y nasal.
Sobre la mente, a través de una correcta actitud interior y la concentración

Podemos clasificar los asanas o posiciones corporales del yoga en dos grandes grupos: asanas de meditación y asanas psicofisiológicos.
Los asanas de meditación son los utilizados principalmente para llevar a cabo las técnicas de interiorización y son utilizados por todos lo yogas. Aparte de sus efectos psicomentales, todos ellos, también, favorecen determinadas partes del cuerpo, sus energías y funciones.
Resultan excelentes para la repetición del mantra (japa), el pranayama (técnicas de control respiratorio), la concentración y la meditación.
Aunque desprenden indudables beneficios físicos, sobre todo son de gran efectividad para introvertir la mente y viajar por el espacio interior.
Físicamente, reducen considerablemente la producción de anhídrido carbónico (al provocar una respiración más lenta), aumentan el riego sanguíneo a la región pelviana desde las bifurcaciones de la aorta abdominal, estimulando los nervios coccígeo y sacro; favorecen algunos órganos abdominales, benefician los flexores y dotan de flexibilidad a todos los músculos y articulaciones de las piernas. Favorecen la estabilidad cardiaca y respiratoria, la profunda relajación neuromuscular y la introversión.

Los asanas de meditación exigen en lo posible:

Una respiración lenta y uniforme.
La mayor estabilidad posible del cuerpo.
Una buena relajación de todos los músculos.
La columna vertebral bien erguida.
Una actitud mental de serenidad.

La conquista de la postura estable no es fácil. El ser humano, por su propia ansiedad e inquietud, tiende a moverse constantemente. Sólo mediante la práctica asidua se va estabilizando la postura, logrando relajación profunda y obteniendo un estado de confort y bienestar.

Con la práctica un asana de meditación puede mantenerse durante horas, aunque al principio el practicante encontrará dificultades en mantenerlo incluso un par de minutos.
El asana de meditación va siendo mucho más cómodo en la medida en que cede la rigidez de las articulaciones y se aprende a mantener, sin esfuerzo, el tronco erguido. Al principio, el practicante tiende a moverse, a echarse para delante, a perder el eje de la postura.
Los asanas psicofisiológicos tienden a ejercer masaje sobre las diversas partes y órganos del cuerpo, evitando que cualquiera de ellas pase desapercibida. De ahí que existan tantas posiciones corporales.

Todas las zonas del cuerpo son activadas por los asanas, incluso las aparentemente menos significativas. Las posturas se encargan de que todas las partes del cuerpo vayan siendo abastecidas de sangre.
Los asanas así, todos ellos, hasta el menos importante, colaboran en el perfeccionamiento del sistema circulatorio. Aportan sangre extra a los diferentes órganos para revitalizarlos.

Al hacer el asana y sumir al cuerpo una actitud que de otra manera jamás adoptaría, influye sobre todos los músculos y nervios que por lo común jamás son activados en la vida cotidiana.
No hay músculo, glándula, órganos, nervio, centro nervioso, tendón o articulación que no sea positivamente alcanzada por la acción de los asanas.
Hay asanas para estabilizar la acción cardiaca, asanas para dotar de flexibilidad a la espina dorsal y todo el cuerpo, asanas para equilibrar el funcionamiento de las glándulas y perfeccionar así el sistema endocrino.

Hay asanas que ejercen masaje lumbar para favorecer la función renal: asanas que envían una sobrecarga de sangre a la parte alta del cuerpo para estimular el funcionamiento del cerebro; asanas que ejercen un profundo masaje sobre los órganos abdominales o que fortalecen los músculos cardiacos.

La realización de los asanas actúa beneficiosamente sobre los tejidos, que se ven mejor nutridos por el aporte más rico de proteínas, grasas, azúcares, sales y oxígeno.
Son muchos los asanas que trabajan directamente con la espina dorsal, sometiéndola a un masaje en todos los sentidos y estimulando de paso los nervios espinales y la médula espinal y consecuentemente el cerebro.
Muchos asanas combinan muy minuciosamente una acción de contracción con una acción de estiramiento. La contracción conlleva un estiramiento recíproco de los músculos antagónicos. Las posturas trabajan minuciosamente con masajes y estiramientos. Todas las posturas se complementan y en la medida en que se van perfeccionando unas, también lo van haciendo las otras.
Las posturas colaboran en la reunificación de todas las energías dispersas. Son, sin duda, fuente de energía, resistencia y rendimiento.
Todos los asanas tienen una capacidad ansiolítica, sedan y relajan en grado sumo al practicante. Así la práctica de las posturas ayudan a combatir con eficacia el estrés.
No hay que olvidar que no hay postura que no pretenda una adecuada unidad psicosomática.
Cuanto mejor se observen los requisitos de cada postura, más eficaz resultará su práctica. El factor mental juega un papel fundamental. Cuando la postura se hace con una mente concentrada, es también medio idóneo para prevenir contra trastornos psicológicos y unificar la consciencia.






1 comentario:

gabriel omar rodriguez ruffoni dijo...

Buena Tania.Muy importante para un surfer, saber y aprender a relajar cuerpo-mente-espiritu.
Muy bien explicado.

G.Ruffoni