Este miércoles 8 de octubre se producirá la segunda Luna de Sangre del año 2014. La primera se produjo el 15 de abril pasado, dando inicio a lo que los astrónomos denominan una “Tétrada”, período que comprende cuatro lunas rojas que tendremos en un período corto de tiempo, con intervalo de seis meses entre cada una. Las próximas serán el 4 de abril y el 28 de septiembre de 2015.
Este eclipse de Luna también coincidirá con una lluvia de estrellas (Dracónidas), cuyo momento álgido se producirá tanto el 7 como el 8 de octubre próximos. Esta lluvia de meteoros recibe este nombre porque su punto radiante casi coincide con la cabeza de la constelación Draco, el Dragón, que se encuentra en el hemisferio norte.
Para estudiantes y profesores de yoga, la luna llena tiene un significado importante en nuestra práctica y su observación es parte de un rico patrimonio yóguico. Aquí se explica cómo la luna afecta y mejora nuestra práctica de yoga.
En el yoga, la energía de la luna llena a menudo se compara con el final de la inhalación cuando la fuerza de prana (energía vital vida de fuerza) es mayor. El día de la luna llena se considera propicio para realizar actividades significativas.
Ardhachandra-asana (ard-ha-chun-drah-sa-na), es una postura tradicional de luna llena o nueva, representa una media luna. Nos da arraigo a la tierra y equilibrio, esta postura refuerza el abdomen, los tobillos, isquiotibiales, muslos, nalgas.
Chandra Bheda es un interesante pranayama para explorar en el día de luna, una meditación de respiración suave y relajante.
Yoga y la Luna
Las fases de la luna están determinadas por su posición relativa con el sol. Luna llena ocurre cuando se encuentran en oposición mientras que la luna nueva cuando están en conjunción. Tanto el sol como la luna ejercen atracción gravitacional sobre la tierra. Sus posiciones relativas crean diferentes fenómenos energéticos el cual puede ser comparado con el ciclo de la respiración.
La energía de la luna llena corresponde al pleno de la inhalación donde la fuerza de prana es mayor. Este es una fuerza expansiva, ascendente, que nos hace sentir energéticos y emocionales pero no muy centrados. Los días de luna creciente (en aumento) es un proceso pránico acumulador, un período ideal para la actividad y la consolidación. La energía de la luna nueva corresponde al pleno de la exhalación donde la fuerza de apana es mayor. Esta es una fuerza descendente y de contracción que nos hace sentir calmos y centrados, pero densos y con inclinación al agotamiento físico. Los días de luna menguante (en disminución) es un proceso apanico de eliminación y reducción. El pleno de la luna nueva es un período ideal para nuevos emprendimientos y la renovación.
Al igual que todas las cosas cuya naturaleza contiene grandes porcentajes de agua, los humanos (cerca de 70%) nos vemos influenciados en nuestra estructura física por las fases de la luna. Los días que preceden la luna llena causan un incremento de fluidos en el cuerpo, una marejada interna, y generalmente un aumento de energía. Como esto tiende a crear exceso de estimulación, la práctica intensa no es recomendada. Los días que preceden la luna nueva causan un decrecimiento en los fluidos del cuerpo, una disminución de energía, mayor sequedad en las articulaciones y por ende mayor posibilidad de lesión.
Según la tradición yogi del Ashtanga Vinyasa, los días de luna llena y de luna plena son días de descanso, y de no-práctica.Yoga y la Luna
Las fases de la luna están determinadas por su posición relativa con el sol. Luna llena ocurre cuando se encuentran en oposición mientras que la luna nueva cuando están en conjunción. Tanto el sol como la luna ejercen atracción gravitacional sobre la tierra. Sus posiciones relativas crean diferentes fenómenos energéticos el cual puede ser comparado con el ciclo de la respiración.
La energía de la luna llena corresponde al pleno de la inhalación donde la fuerza de prana es mayor. Este es una fuerza expansiva, ascendente, que nos hace sentir energéticos y emocionales pero no muy centrados. Los días de luna creciente (en aumento) es un proceso pránico acumulador, un período ideal para la actividad y la consolidación. La energía de la luna nueva corresponde al pleno de la exhalación donde la fuerza de apana es mayor. Esta es una fuerza descendente y de contracción que nos hace sentir calmos y centrados, pero densos y con inclinación al agotamiento físico. Los días de luna menguante (en disminución) es un proceso apanico de eliminación y reducción. El pleno de la luna nueva es un período ideal para nuevos emprendimientos y la renovación.
Al igual que todas las cosas cuya naturaleza contiene grandes porcentajes de agua, los humanos (cerca de 70%) nos vemos influenciados en nuestra estructura física por las fases de la luna. Los días que preceden la luna llena causan un incremento de fluidos en el cuerpo, una marejada interna, y generalmente un aumento de energía. Como esto tiende a crear exceso de estimulación, la práctica intensa no es recomendada. Los días que preceden la luna nueva causan un decrecimiento en los fluidos del cuerpo, una disminución de energía, mayor sequedad en las articulaciones y por ende mayor posibilidad de lesión.
Con la práctica del yoga, el cuerpo se reconecta con los ritmos (cíclicos) de la naturaleza. El Ashtanga yogi observa los ciclos lunares, y está en comunión con ellos.
La luna plena y la luna llena marcan dos puntos de inflexión, de transmutación de energía; siendo el primero el máximo punto de introversión, de energía "dura", cerrada, y el segundo de extroversión, de euforia, de apertura pero sin ancla.
Estas dos energías, en estos dos puntos, son demasiado intensas y afectan a nuestra práctica (aumenta el riesgo de lesión, el aprendizaje, etc...). Se considera que el practicante no puede aprender nada nueva bajo su influencia.
Es por ello, que estos días se dedican al estudio de temas filósoficos, al canto de mantrams, a meditaciones....descansando el cuerpo y respetando los ciclos de la naturaleza.
Buen descanso. Om Shanti.
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